Cosas de la vida
En general, los habitantes de la Ciudad de México nos quejamos de la seguridad de la urbe (no sólo por tradición, ya que desde la infancia nos educamos con temor tanto de los elementos de la policía capitalina, como de los agentes de tránsito, como por su alianzas con las bandas criminales). Las noticias de Nueva York en los 80-90 no nos impresionaban. Y con cierto amor a la tradición escuchamos sistemáticamante desde 1982 --entre las grandes promesas de los candidatos a la presidencia de la República-- que la depuración de los cuerpos policiacos y la seguridad de la ciudadanía serán motivo de atención especial de cada gobernante.
Cada gobierno ha demostrado su incapacidad sistemática para dejarse vencer por el crimen organizado. Quien se ha organizado y tecnificado mejor a partir de esas épocas. Hay quienes no dudamos que mucho del combate a la crisis económica que sufrió el país en 82-88 se resolvió con acuerdos con los corredores de narcotráfico que se estructuraron en esa época con el consentimiento de las altas esferas del poder. Y no es difícil bajo esa óptica leer las páginas de la evolución dispar entre el gobierno y la que a partir de entonces se denominó "sociedad civil" --a la que antes se la llamaba simplemente polis, al estilo de los griegos.
Eso en el mundo real, el que no tiene botón de "reboot"o Ctrl+Alt+Supr. Por aquí es distinto.
La extensión de la criminalidad a las sociedades cibernéticas modernas, a nadie extraña. Quizá a los periodistas y a las revistas especializadas en cibernética y escándalos de este orden. Si la empresa de Bill Gates y el Pentágono gringo no están a salvo de un ataque a su sistema, un insignificante usuario no tiene por qué decir que no le ocurrirá un atentado en su microscópico universo. De modo que no me arrepiento de ser tan paranoico como un gringo en cuanto a seguridad de una máquina.
Por lo menos que un aprendiz de crácker sufra un ratito buscando un puerto de mi máquina por donde hacer travesuras. Cada sábado o domingo ocurren incursiones de este tipo. Registro hoy la utilizada a través de Google (216.239.53.104). Otros días es por Flicker, la cortina de humo varía. Lo que puedo afirmar es que no confío en el Firewall del Windows. Y que prefiero no hablar con desconocidos. Buenas tardes.
Cada gobierno ha demostrado su incapacidad sistemática para dejarse vencer por el crimen organizado. Quien se ha organizado y tecnificado mejor a partir de esas épocas. Hay quienes no dudamos que mucho del combate a la crisis económica que sufrió el país en 82-88 se resolvió con acuerdos con los corredores de narcotráfico que se estructuraron en esa época con el consentimiento de las altas esferas del poder. Y no es difícil bajo esa óptica leer las páginas de la evolución dispar entre el gobierno y la que a partir de entonces se denominó "sociedad civil" --a la que antes se la llamaba simplemente polis, al estilo de los griegos.
Eso en el mundo real, el que no tiene botón de "reboot"o Ctrl+Alt+Supr. Por aquí es distinto.
La extensión de la criminalidad a las sociedades cibernéticas modernas, a nadie extraña. Quizá a los periodistas y a las revistas especializadas en cibernética y escándalos de este orden. Si la empresa de Bill Gates y el Pentágono gringo no están a salvo de un ataque a su sistema, un insignificante usuario no tiene por qué decir que no le ocurrirá un atentado en su microscópico universo. De modo que no me arrepiento de ser tan paranoico como un gringo en cuanto a seguridad de una máquina.
Por lo menos que un aprendiz de crácker sufra un ratito buscando un puerto de mi máquina por donde hacer travesuras. Cada sábado o domingo ocurren incursiones de este tipo. Registro hoy la utilizada a través de Google (216.239.53.104). Otros días es por Flicker, la cortina de humo varía. Lo que puedo afirmar es que no confío en el Firewall del Windows. Y que prefiero no hablar con desconocidos. Buenas tardes.
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