sábado, 25 de octubre de 2008

Sin explicaciones, especulaciones




SE ANUNCIÓ ANOCHE la intempestiva renuncia de Rafael Tovar y de Teresa a la Comisión del Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución, un proyecto que coordina más de 600 o 900 programas en relación con la festividad, desde acciones sustanciales hasta mera publicidad de organismos e instituciones.

Sólo el paseo de la campana de la Independencia a mediados de los ochenta tuvo un revuelo semejante; pero sin duda de menores proporciones.
De esa peregrinación campanaria proviene un vasto número de libros históricos que sumados permitirían un doctorado a quien los estudie con detalle.

Hasta ahora, el proyecto de la conmemoración ha sido meramente mediático. Sin embargo, buena parte del sector público estructuró una parte de sus presupuestos para ofrecer una reflexión y la memoria de lo que nos ha construido como nación.

Por mi parte, lo veo como un llamado a la coherencia entre la sociedad ante la desinformación o ignorancia de quienes nos gobiernan, quienes por lo visto no han tenido tiempo de enterarse de quiénes somos ni qué queremos ser, ya que están muy ocupados trabajando por convertirnos en gringos (yankis, se les decía también) o en haitianos. Esto último no me queda muy claro.


Tres factores, que son en el fondo uno solo pudieron pesar en Tovar y de Teresa para su decisión: la discusión del presupuesto y la inminiente reforma energética, junto con la crisis que se acerca a las playas de la recesión planetaria.

Veo los siguientes motivos: RTT contempla que la mitad del proyecto se venga abajo y no quiere quedar mal. O bien, tiene asuntos personales que lo obligan a retirase de la responsabilidad. No veo en su trayectoria interés por buscar un puesto de elección popular, que podría ser causa de sorpresa.

Pero la seriedad de su labor, junto con su trayectoria, con esta ausencia, provocarán a un sin fin de potenciales candidatos para ocupar su posición. Aunque hay trayectorias relevantes y dignas, tomar la estafeta de un trabajo tan complejo en un momento crítico, a punto de arrancar los festejos, disminuirá la capacidad de acción.

Confiemos en que el proyecto se organizó modularmente, lo cual puede protegerlo de algunos embates; y que en última instancia el resultado recae en los actores, más que en la titularidad del puesto; y hagamos de un acto aparentemente oficial una labor colectiva, una toma de conciencia de que a México lo hacemos los ciudadanos.

Lo demás será grilla de medios, de cuates y ganas de salir en la foto. del recuerdo en un país de desmemoriados. No es ese el sentido de la celebración.

No hay comentarios: