domingo, 26 de septiembre de 2004

Modas

Ritos sacrificiales


A RUBÉN BONIFAZ NUÑO, notable poeta, le molesta que se mencione el ritual de los sacrificios entre los antiguos mexicanos. O que se hable de canibalismo ritual. Yo le digo que está bien, que nadie está diciendo mentiras, aunque a él --a sus 80 años-- el asunto le sigue perturbando.

Me parecen correctos los rituales de nuestros antepasados. De alguna forma, no hay pueblo que esté libre de haber cometido alguna violencia contra propios o enemigos que hoy no tenga alguna carga políticamente incorrecta,
comme on dit las personas sin experiencia de la vida.


El pueblo del sol de Caso me parece un libro que describe adecuadamente lo que ocurría entre los mexicas. Y varios de los descubrimientos del arquélogo Matos, todos documentados y publicados confirman que la situación no ha sido descrita con exageración, sino con matices propios de los diversos estilos de los autores. Son hechos, doctor Bonifaz, admitámoslos con el interés con que usted ha demostrado que el pensamiento mexicano y su religiosidad tenían una cosmogonía deslumbrante, que conciliaba sus vidas con una plenitud ejemplar incluso para la moderna barbarie. Punto.


En la medida de que no cometían delito alguno (las leyes no son retroactivas): era correcto y adecuado sacrificar a los enemigos, extraerles el corazón, y despellejar a los sacrificados.Que a Bernal Díaz del Castillo la práctica no se le diera, repito, era falta de mundo: subsecuentes viajeros descubrieron matices comparables a éste en rituales de otras latitudes.

En suma: la vida no era como en España: ellos allá con sus moros y cristianos, su Armada invencible --vencida--, su gran Capitán y sus problemas: su necesidad de estar bien con Roma y esas cosas. Y devastaron por acá. Y despellejaron esta civilización, pero ni siquiera tuvieron la habilidad de extirparle el corazón. Ya lo ve, como prueba usted mismo mi extrañado doctor Bonifaz.

Mire usted: ahora los arquéologos han encontrado que los celtas eran igualmente a los sacrificios humanos. Cuerpos modificados, desnudos, en posición fetal con señales de ahorcamiento han sido descubiertos y fechados al extraerlos de la turba.

Lo sabemos de antes, le gustaba repetirlo al profesor Humberto Martínez: toda religión se vuelve sanguinaria, cuando ha dejado de tener sus propios mártires.

Algunos descubrimientos muestran también cadáveres de niños próximos al Templo mayor. En contraparte, en Cartago, un cementerio guarda los restos incinerados de más de 2000 infantes, algunos nonatos, sacrificados a Moloch.

Ahora que el mundo es civilizado, ya no canibalizamos ni sacrificamos. Veo los noticieros y descubro una inmensa promoción de la pedofilia.




1 comentario:

Roberto Iza Valdés dijo...
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