La tesis de Astarté Ikoshi
Astarté Ikoshi le comentó a Facundo Burgos, quien vive en Cuernavaca, Mor., respecto al asunto de Mr. Lucas. Ella, por casualidad, tuvo acceso a la noticia registrada en este espacio durante febrero pasado. Ella ignoraba la vieja amistad entre Burgos y yo.
La señora Ikoshi, me comenta Facundo, está casada con un mayor retirado del ejército filipino que decidió vivir en este hemisferio por razones de seguridad. Burgos alza las cejas y sonríe levemente: "imagínese, maestro, si no será medio demente un viejo militar que se viene a vivir al centro de operaciones del Mochaorerjas..."
Claro, como historia local, el Mochaorejas tiene capítulo aparte: es uno de los secuestradores múltiples más sanguinarios del que se tenga noticia en la historia del país. ¡Y vaya que este país no está peleado con los hechos de sangre..!
La señora Ikoshi no es una mujer crédula. Se afirma creyente, pero el paganismo y las leyendas alrededor del Popocatépetl no han dejado de hacer mella en su capacidad de especulación. En pocas palabras, se ha asimilado al modo de ser local. Cree lo que le conviene. De modo que interpretó de modo muy distinto la desaparición del pato Lucas.
"Señor Burgos, mi especulación no puede estar lejos de la verdad: en este país ocurren a diario cuestiones verdadermente excepcionales: México es un territorio mágico. Vea usted el caso de los alebrijes: de un sueño de horror, el hombre que los concibió produjo cientos de estatuillas de cartón piedra con sus diversas morfologías. Y de sus pesadillas, los artesanos de Oaxaca crearon una serie de figurines benévolos que tienen un eco de los dioses tutelares de la mixteca o de sus nahuales. ¿No le parece curioso?"
Y el señor Burgos que tiene una inveterada facultad para encontrar personajes se mostraba entre fascinado y escéptico ante las especulaciones de Mme. Ikoshi. Ya montada en el tobogán de la sabiduría local, se explayó la anciana:
"¿Ha visto usted el canal Infinito en la televisión por cable? Es un canal dedicado a los asuntos paranormales. Y todo va junto con pegado: un desorden. Primero un fantasma en Valparaíso le dicta el destino a una lectora de tarot. Despúes se hace la apología de la zona 251 y se pretende demostrar la existencia de UFOs (lo que son OVNIS para nosotros); para amanecer en Paraná con un santero extraño dispuesto a conjuros de remoto origen, tal vez vudú o africano. Y ahora resulta que en los alrededores del Tepozteco hay un culto a esas cuestiones extraterrestres, como si la sierra fuera una pista ideal para aterrizajes intersiderales".
--¿No es una loca maravillosa? --interrumpe Facundo su crónica. --De verdad que está asimilada al estroncio de la región. (Comentario que solo un forense puede comprender, cavilo).
"¿Cómo se llaman esas entidades mexicanas terribles y jueguetonas aliadas con cuestiones oscuras acerca de las cuales no hay más que menciones orales... (Duda doña Ikoshi unos segundos y finalmente se responde)... ¡Ah, sí, chaneques! Chaneques. Siempre he tenido la impresión que algo los liga a los djinns orientales. Pero los indígenas afirman que ellos son capaces de cambiar de lugares las cosas que importan... ¿Porque no creerá usted que el tal Mr. Lucas estuviera dotado de locomoción propia? Es de dudar siquiera que tengan una musculatura mínima esas mascotas... Aunque a veces especulo que como objetos de transición, como afirman los estudiosos del comportamiento..."
Interrumpo a mi amigo. "¿A qué atribuyes la logopeya de Astarté Ikoshi?"
--Dice que hace unos años se inscribió a la carrera de Etnología en la universidad abierta.
Sé que no tomé muy en serio el discurso de esta mujer. Pero prefiero consignarlo por si algún día aparece Mr. Lukas en el lado oscuro de la luna o en cualquier otro sitio del universo, y está dispuesto a revelar su historia.
La señora Ikoshi, me comenta Facundo, está casada con un mayor retirado del ejército filipino que decidió vivir en este hemisferio por razones de seguridad. Burgos alza las cejas y sonríe levemente: "imagínese, maestro, si no será medio demente un viejo militar que se viene a vivir al centro de operaciones del Mochaorerjas..."
Claro, como historia local, el Mochaorejas tiene capítulo aparte: es uno de los secuestradores múltiples más sanguinarios del que se tenga noticia en la historia del país. ¡Y vaya que este país no está peleado con los hechos de sangre..!
La señora Ikoshi no es una mujer crédula. Se afirma creyente, pero el paganismo y las leyendas alrededor del Popocatépetl no han dejado de hacer mella en su capacidad de especulación. En pocas palabras, se ha asimilado al modo de ser local. Cree lo que le conviene. De modo que interpretó de modo muy distinto la desaparición del pato Lucas.
"Señor Burgos, mi especulación no puede estar lejos de la verdad: en este país ocurren a diario cuestiones verdadermente excepcionales: México es un territorio mágico. Vea usted el caso de los alebrijes: de un sueño de horror, el hombre que los concibió produjo cientos de estatuillas de cartón piedra con sus diversas morfologías. Y de sus pesadillas, los artesanos de Oaxaca crearon una serie de figurines benévolos que tienen un eco de los dioses tutelares de la mixteca o de sus nahuales. ¿No le parece curioso?"
Y el señor Burgos que tiene una inveterada facultad para encontrar personajes se mostraba entre fascinado y escéptico ante las especulaciones de Mme. Ikoshi. Ya montada en el tobogán de la sabiduría local, se explayó la anciana:
"¿Ha visto usted el canal Infinito en la televisión por cable? Es un canal dedicado a los asuntos paranormales. Y todo va junto con pegado: un desorden. Primero un fantasma en Valparaíso le dicta el destino a una lectora de tarot. Despúes se hace la apología de la zona 251 y se pretende demostrar la existencia de UFOs (lo que son OVNIS para nosotros); para amanecer en Paraná con un santero extraño dispuesto a conjuros de remoto origen, tal vez vudú o africano. Y ahora resulta que en los alrededores del Tepozteco hay un culto a esas cuestiones extraterrestres, como si la sierra fuera una pista ideal para aterrizajes intersiderales".
--¿No es una loca maravillosa? --interrumpe Facundo su crónica. --De verdad que está asimilada al estroncio de la región. (Comentario que solo un forense puede comprender, cavilo).
"¿Cómo se llaman esas entidades mexicanas terribles y jueguetonas aliadas con cuestiones oscuras acerca de las cuales no hay más que menciones orales... (Duda doña Ikoshi unos segundos y finalmente se responde)... ¡Ah, sí, chaneques! Chaneques. Siempre he tenido la impresión que algo los liga a los djinns orientales. Pero los indígenas afirman que ellos son capaces de cambiar de lugares las cosas que importan... ¿Porque no creerá usted que el tal Mr. Lucas estuviera dotado de locomoción propia? Es de dudar siquiera que tengan una musculatura mínima esas mascotas... Aunque a veces especulo que como objetos de transición, como afirman los estudiosos del comportamiento..."
Interrumpo a mi amigo. "¿A qué atribuyes la logopeya de Astarté Ikoshi?"
--Dice que hace unos años se inscribió a la carrera de Etnología en la universidad abierta.
Sé que no tomé muy en serio el discurso de esta mujer. Pero prefiero consignarlo por si algún día aparece Mr. Lukas en el lado oscuro de la luna o en cualquier otro sitio del universo, y está dispuesto a revelar su historia.
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