martes, 11 de agosto de 2009

Lo evitable



Cuando lo rebasamos, faltaban sólo algunos metros para atravesar el túnel de Doctor Vértiz por Viaducto Miguel Alemán. A veces caminan vagabundos o barrenderos por ahí, por cualquiera de las dos pequeñas aceras de seguridad, la derecha o la del centro, en cualquier sentido.

No se necesitaba ser un astrónomo especialista en trayectorias de meteoritos o un billarista nato: mero sentido común. El conductor de la bicicleta no pensó en la lógica del túnel, donde si bien su transporte podría circular (era un angosto modelo de competencia), el ancho de su espalda y de su cadera y de sus piernas en movimiento no tenían espacio para maniobrar.

Lo vi desde el retrovisor: intentó recargarse y frenar contra la pared del túnel. Pero el impulso lo hizo rebotar. soltó el manubrio. La bicicleta golpeó a un auto. El espejo del siguiente coche lo golpeó en la cabeza; ya inconsciente, su cuerpo se desarticuló en el aire segundos antes de tocar el pavimento.

Vaya manera de estropearse el día, la vida y la de otros. Haya sido cual haya sido el desenlace.