viernes, 31 de marzo de 2006

Ahora que cambiamos de Ley de Radio y TV

Durante años lo que queda de mi país, México, no tuvo prisa por modernizar su legislación en cuanto a una serie de aspectos. Si la Colonia duró 300 años --parecía ser el argumento-- no hay que tener prisa por cambiar. Ventajas de los países que piensan a la manera del siglo XVIII.

Asuntos usuales en los libros de los 70 y 80 eran los comentarios a los que el mundo debía enfrentarse. Recuerdo que en algún Boletín de la OIT en 1985 leí un artículo respecto a la conveniencia de las oficinas virtuales --en el hogar-- que facilitarían el trabajo de numerosas empresas. Boletín y revista que el Ministerio del Trabajo publicaba y distribuía. Pero la lectura de cuestiones acerca de lo porvenir no está en la minuta de la cultura del dinero fácil. Como no lo está la costumbre del mantenimiento, ni la sustitución de inventarios. (A nadie le parecía mal entonces que las maquinarias textiles tuvieran tecnología del XIX).

De modo que no era de extrañar que si bien el "México moderno" cambiaba en la superficie, no debía de cambiar subterráneamente. Kafka y Lampedusa deberían tener una estatua en el Paseo de la Reforma, la avenida más importante de la capital del país.

Los últimos tres lustros han creado una nueva apariencia. "Vámonos al siglo XXI", parece ser la consigna. El problema radica en que los cambios requieren leyes eficientes y administraciones honradas por convicción --no por coacción, denuncia o persecusión. De modo que el tránsito al siglo de la globalización ha sido arduo y azaroso. Se ha cambiado de tiempo pero no de costumbres. Las leyes, reglamentos y decretos viven en paraísos distintos al del resto de los mortales.

La más reciente variante la tenemos con una ley para la subasta de ondas electromagnéticas que facilita el control de el espectro por parte de oligopolios, y dificulta la competencia de propuestas educativas, culturales o voces independientes en las diversas frecuencias. Un hábil control de medios. Para un país sin educación, esta situación es grave.

En tal medida me reconforta que el proyecto SETI continúe. Arthur C. Clarke es uno de sus promotores. Clarke ha sabido escrutar opciones para un futuro con mayores opciones. La que ahora ofrece es importante: ¿alcanzamos o no a percibir, con un poco de tiempo de procesador, otras voces, otras inteligencias en el universo a nuestro alcance? Es simplemente despejar una duda, lo que permitirá en caso de la respuesta llegara a ser afirmativa, que no tengamos que atenernos a escuchar el blablabla idiota que la mayoría de los medios de comunicación en mi país reproducen con oligofrenia creciente y singular en su interés suicida.


SETI@home Needs Your Help

Dear ruix,

SETI@home needs your help. But before we tell you why - and how you can help - Dan and I would like to thank you for your role in the SETI@home success story.

We would first like to thank you for your participation in SETI@home. During the first SETI@home project you personally assisted us by searching for extraterrestrial signals in 58 data chunks and providing 0.333 years of computing time. We want you to know we appreciate your efforts and the efforts of the other 5.4 million volunteers who have donated over 2.4 million years of processing time. When we started, people thought our projection of 100,000 users to be overly optimistic! You helped us prove that public participation in scientific computing could work. You also helped us to see that this type of community effort deserved to be more common. That's why we developed the Berkeley Open Infrastructure for Network Computing or BOINC. BOINC has the benefit of allowing our volunteers the option of sharing their processing power with other worthy projects in addition to SETI@home. These projects range from looking for gravitational waves to searching for cures to diseases.

But all these successes are just a beginning. If you have not visited the SETI@home website recently, we have successfully transitioned to operating under BOINC. Because of this, new searches are on the horizon for SETI@home. We are releasing a new version of our processing software that increases the sensitivity of our search by a factor of two or more. We are building and installing a new data recorder at Arecibo. This data recorder operates in conjunction with a newly installed receiver that has the capability to observe seven places on the sky simultaneously. It also increases our sensitivity by another factor of five. These increases in sensitivity mean that SETI@home will have capability of detecting signals that are three times more distant than we could before. The region of space we can search will expand by a factor of thirty. That's thirty times the chance that your computer will detect that faint signal from another star.

This increase in capability isn't without cost. Following the "dot com" bust, the commercial support that kept SETI@home running has largely disappeared. Because of this loss of support, we can no longer count on matching funds from the University of California. We are rapidly approaching the end of what funds we do have. We we will need to raise about $750,000 to pay for these new capabilities and to keep SETI@home operating for the next year. Without this support SETI@home may be forced to shut down.

We hope that you will consider making a donation to SETI@home. You can make a secure donation by credit card by clicking this link. Instructions for donation by check or money order are there as well. Unless you specify otherwise, your donation will be noted by a star icon next to your username on the SETI@home pages and your username will appear on our list of donors. If you do not wish to have this recognition you may indicate that as well. Please be assured that regardless of whether or not you choose to have your donation be anonymous, SETI@home will not share your address with other organizations.

You can check on our fundraising progress by visiting our main site at http://setiathome.berkeley.edu

Thank You,




Sir Arthur C. Clarke
Author and Futurist and Dan Werthimer
Chief Scientist, SETI@home


SETI@home
Needs Your Help
Go to http://setiathome.berkeley.edu/donate.php for more information

jueves, 30 de marzo de 2006

Salvador Elizondo


ENTRE QUIENES en la vida no tenían por qué perder el tiempo hablando con los alumnos a las puertas de la Facultad de Filosofía y letras de la UNAM, en 1972, estaba Salvador Elizondo, autor de Farabeuf y Cuaderno de escritura. José Emilio Pacheco y él eran así. Alguna mañana, Luis Chumacero me comentó, "Mira, ahí está Salvador", y fuimos a saludarlo. El acceso a la facultad era nuestro casual punto de encuentro.

Me gustó mucho su traducción del señor Teste. Por él comencé a frecuentar a Paul Valéry. Por seguir conversado de él, alguna vez terminamos nuestra charla en "Contextos", el programa de radio que el conducía en Radio UNAM. Su lucidez, sus comentarios filosos, la amplitud de sus lecturas hacían de cualquier encuentro con él una ocasión memorable.

La ciudad de México no es muy generosa con sus habitantes. Sólo facilita los desencuentros y las noticias desde lejos. Mi última conversación con Salvador fue hace diez años, cuando le propuse que Difusión Cultural de la UAM reeditara su traducción del libro de Fenellosa - Pound, Los caracteres de la escritura china como medio poético, texto con el que había iniciado la colección Molinos de viento en 1980. Rechazó la oferta con una razón de peso: ya no le gustaba tanto, había que revisarla y su trabajo no lo permitía. Después, sólo noticias esporádicas de él. Y la reedición de su obra en el FCE. Don Fausto Vega estaba al pendiente de Elizondo por su relación a través de El Colegio Nacional.

Hoy aparece en los diarios la noticia de su muerte. Por mi parte tengo la impresión de que él queda entre los pocos vivos. Que los demás somos los muertos.

viernes, 3 de marzo de 2006

Unas lágrimas distintas

Newton o la gravedad de las lágrimas


La carpeta la traía Joaquín Armando Chacón aquel mediodía en la recién estrenada Fundación para las Letras Mexicanas, FLM. "Fíjate en el punto de vista", insistió. A mí me gustaba el ritmo de la prosa. Una mirada, afirmó JACH, que se había educado para ver el mundo desde ángulos poco usuales. Una panorámica, un acercamiento, un flujo de ideas y de percepciones que se sucedían triste, amorosamente. Un vuelo de nostalgia. La rabia y la gloria de ser joven.

Daniela Bojórquez. ¿De donde venía? De Toluca, aunque había nacido en la Ciudad de México. ¿Experiencia? El diplomado de creación literaria en la Sogem de Metepec. Trabajó en diarios y revistas. Buena candidata. Conforme se sucedieron las rondas para seleccionar a los becarios de la primera generación de la FLM el trabajo de Bojórquez se defendió sin problemas. Hicimos una selección mínima. Trescientos sesenta y cuatro aspirantes. Cuatro horas y media de discusión. Cinco becas. Abril Ambriz, Daniela Bojórquez, Maritza Buendía, Federico Vite, Jorge Vázquez Ángeles y Luis Felipe Lomelí.

Llegaron los meses de sesiones: un tormento necesario, una iniciación basada en el desencanto. Todo aquel que ha padecido un taller como becario de cualquier institución lo sabe: "Me dicen primero que soy un elegido; después cada texto es vituperado por los presentes". Verdad a medias, ya que esa actitud es la única sincera: si un texto no ha alcanzado la perfección que propone está mal, tiene la estatura de una artesanía barata, de una mala reproducción. Y si bien hubo textos de Daniela que padecieron el viacrucis de cinco o seis rechazos de esas inteligencias y sensibilidades colectivas que constituyen su generación, sus pares, ella se perfeccionó a través del ocasional desánimo, de la furia íntima que surge cuando vemos nuestra limitación y debemos aprender con habilidad y paciencia a superarlo. Ese es el origen de Lágrimas de Newton, primera muestra de la capacidad narrativa de Daniela Bojórquez.

A la distancia, a un par de años de distancia, cuando estas historias no son ya cuartillas sino un volumen impreso, leo el libro con otra perspectiva. Lágrimas de Newton son relatos de universos acotados, personales --breves e íntimos-- donde el amor no basta para justificar la existencia. Los protagonistas enfrentan destinos que tanto conducen a un vacío inmenso o a altas epifanías como a callejones sin salida trazados por el destino.

Lágrimas de Newton es un tratado acerca de la brevedad, del vértigo, de la dimensión inmensa en el desorden del universo de aquellos actos que se suceden entre el parpadeo del vuelo de una mariposa o un avión de papel y cambian el mundo, el íntimo o el cosmos. La caída de unas naranjas por una escalera o la ascención de unas lágrimas son mostrados por la prosa de Bojórquez como claves precisas de un código cuya realidad tangible a diario testifica todo hombre, sin embargo su significación queda en ocasiones inadvertida o devela en otras la fatalidad de un destino.

Hay en Bojórquez una experiencia de iluminación que cabe registrar, sea como anécdota o como vía de conocimiento. En una conversación entre ella y Luis Felipe Lomelí, la charla derivó en la rememoración de días difíciles, donde la carencia marcaba las horas del día: ni refrigerador, ni alacena, ni despensa, donde la palabra hambre y vacío dejaban de ser términos; donde debilidad, cansancio, alucinación cobran sentido. Y horas enfrente... donde la necesidad crecía. Y ni un mendrugo, sólo el ansia y el vacío. La total carencia. --Me juré que nunca más volvería a ello?, concluyó Daniela.

No me vinieron a la mente la narración del artista concebido por Kafka, ni las novela de Knut Hamsun, ni las explicaciones que ocasionalmente se ofrecen alrededor de la experiencia mística a través del ayuno. Sólo la breve narración de Monterroso: "Llorar a orillas del río Mapocho" --cuando me explicó que distinguía dos tipos de escritores: los que han padecido el hambre y los que sólo han tenido apetito.



Hay una huella profunda en experiencias límites. Permiten distinguir las fronteras de la vida y aguzan el ansia de no desperdiciar los dones de la existencia. En tal medida, los personajes de Daniela agotan los instantes. Textos como 'Mece el mar' o 'Autorretrato en llamas' o 'Siempre bailando' son relatos novelescos contenidos en la concentrada escencia de su brevedad. Su visión de la carencia sorprende por el delicado tratamiento, por el matizado dolor que encierra la fortaleza de sus personajes, cuya dimensión tiene la marca de la entereza en la tragedia, porque el destino simplemente es una brújula enloquecida que equivoca la orientación de la voluntad humana y nos trasciende. No vence, pero es así, extrahumano, ajeno, indiferente. Y ante él, cada uno de sus protagonistas acepta como salida el coraje de sostenerse, de estar vivo, de hacer de su cotidianidad trascendencia.

No debe, sin embargo, parecer que Lágrimas de Newton es un espejo de fatalidad. 'Blanco sobre blanco' o 'Señor amable con sombrero' son narraciones donde un humor peculiar juega con los acontecimientos, con los personajes, con la imaginación, esa fuente de ilusiones, a veces tan irónicas como lo muestra la etiqueta del perfume en 'Red Ribbon'. Porque no sólo la vida engaña, a veces erigimos nuestras cárceles o nuestros laberintos: 'Duela duele' o 'Pluma al pulmón' son muestra precisa de ello.

Situados en la Ciudad de México, la mayoría de estos relatos suceden en espacios y en transportes públicos, el metro, un taxi, una calle, una plaza, una terraza, un parque: el mundo es un espacio abierto donde nos encerraron, parecen decir los personajes de Bojórquez. Hay, no obstante, un ambiente londinense en el aire, una gran luminosidad, un suave viento, amplias perspectivas, y un cielo algo brumoso, o una o varias tardes nubladas: efectos de óptica, de punto de vista, de manejo de lentes y de revelado que son marca de agua de esta autora que contrastan con un par de historias soleadas, mediterráneas. Todo sitio es significante en el trabajo de Bojórquez.

Elipsis, rápidas aliteraciones, paradojas, juegos de palabras, la regeneración de los nombres y un conocimiento del uso de cada instrumento o de cada objeto, natural o artificial, caracterizan la prosa de Lágrimas de Newton. Bojórquez ama y se fascina con el lenguaje: hay una cuidada selección de sus tonos y fraseo, una pasión de lo preciso en cada oración que explica la brevedad de las historias y fundamenta su magia.

Si bien Daniela es una hábil conversadora, su prosa es producto de una concisión deslumbrante con base en una larga reflexión. Durante la época que Bojórquez trabajó Lágrimas de Newton gusté de los aciertos de 'Estado de las nubes' y de la malicia de 'Sporte Scol', pero el libro creció durante su periodo de revisión en volumen y sabiduría, como sucede en la historia que da título a Lágrimas de Newton. Adivino algunas adiciones y correcciones hechas ya lejos de la FLM --donde está la mano de algunos de sus compañeros de generación, que enriquecieron la obra. Y me sorprendo con los nuevos textos que ampliaron para bien el volumen por consejo del editor. 'Abril no tiene sexo', entre ellos, es un cuento con un punto de vista excepcional,

En suma, este es un libro donde hay registros nuevos, historias originales, una definición de la literatura y de los temas que podrá desarrollar Daniela Bojórquez en lo sucesivo, muy distinto de los que tratan las escritoras de anteriores generaciones, si hay que hacer referencia a escritura de género; y con argumentos poco usuales en los autores de las generaciones Crack, X, Y, y Z. Sencillamente un libro donde hay humanidad.

Le deseo mucho éxito, y que éste se traduzca en empeño, en nuevas historias o poemas o ensayos ejemplares, donde la carencia y el sufrimiento que cada quien encuentra alguna vez en la vida se trasciendan en obras que nos dignifiquen como seres humanos, como personas, como aspirantes de perfección. Doy las gracias a Daniela Bojórquez por Lágrimas de Newton.

Bojórquez, Daniela. Lágrimas de Newton. Ficticia, México, 2006. Biblioteca de cuento Primeras obras, 96 pp. ISBN 968-5382-424-5